
Agustín Ramos, el joven de 24 años que atacó a cuchillazos a su beba de un año y medio y, en un contexto de violencia de género también hirió a su pareja -Kiara Maqueira, de 22 años- y a su suegra, fue detenido en la ciudad de Machagai, en Chaco.


Un efectivo que trabajaba como repartidor fue abordado por dos adolescentes con una réplica de arma en Lomas de Zamora. Disparó para defenderse y terminó imputado por “exceso en la legítima defensa”. El caso reabre un viejo dilema: ¿hasta dónde se puede sobrevivir sin ser juzgado?
Policiales 17/07/2025
El 21 de febrero de 2025, el cruce de Godoy Cruz y Estrada, en Banfield, fue escenario de una escena brutal y cotidiana a la vez. Un repartidor en moto llega a entregar un pedido. Un oficial, va solo, sin uniforme. Lleva encima lo indispensable: casco, celular, mochila. Y un arma reglamentaria. Porque además de repartir, es policía.
Cuando baja la marcha, un pibe le apunta con lo que parece una pistola. Es una réplica, pero no hay tiempo de saberlo. Es el instante donde la vida se vuelve un margen. Un segundo donde se elige entre morir o disparar. Y él eligió disparar.
El efectivo se llama Thomas Valentín Zalazar. Estaba fuera de servicio, de civil, trabajando para una aplicación. Cuando vio que intentaban robarle la moto —y probablemente algo más— se replegó unos metros, dio la voz de alto y accionó su arma. Uno de los adolescentes murió en el acto, otro falleció más tarde en el hospital. Eran Samir Sebastián Carballo, de 14 años, y Federico Naim Jalil, de 18.
Ahora, Zalazar está imputado. El fiscal Jorge Grieco, a cargo de la UFI 8 de Lomas de Zamora, cambió la carátula inicial de “legítima defensa” por la de “homicidio con exceso en la legítima defensa”. Es decir: para la Justicia, se defendió, pero se pasó.
El juicio invisible
En las calles del conurbano, donde los márgenes no son una metáfora sino el territorio mismo, la línea entre víctima y victimario a menudo es difusa. Zalazar, como tantos otros, dobletea para llegar a fin de mes. Ser policía ya no garantiza estabilidad económica, y las apps se convirtieron en el segundo turno de miles de trabajadores de uniforme.
Esa noche no patrullaba, pero tampoco dejó de ser lo que es. Reaccionó como un hombre entrenado para responder al peligro. En segundos, aplicó el protocolo de supervivencia. No sabía que lo que parecía un arma era de utilería. Tampoco sabía si lo estaban esperando o si era una emboscada.
Los familiares de Jalil aseguran que el joven no participaba del robo y que solo pasaba por ahí, rumbo a un comercio cercano. La Justicia deberá determinar si esa versión es compatible con lo que reconstruyó la fiscalía. Lo cierto es que ambos recibieron disparos: uno en el tórax, otro en la cabeza.
El silencio del deber
El caso interpela, duele, divide. Porque no hay alegría en ningún bando. Dos familias lloran a sus hijos. Un efectivo enfrenta una causa penal por haber elegido su vida. Y detrás, el interrogante: ¿hasta qué punto alguien puede defenderse sin convertirse en culpable?
Zalazar sigue en libertad mientras avanza la investigación. No hubo fuga, no hubo ocultamiento. Solo una reacción. Los que conocen la calle saben que esos segundos no admiten pausas ni debates morales. Solo se actúa. Es una escena sin guion, donde muchas veces la víctima original termina explicando por qué quiso vivir.
El barrio ya no habla del hecho. Banfield sigue con su ritmo, como si nada. Pero para los involucrados, la historia no terminó. La Justicia intentará desentrañar lo que pasó en segundos, con pericias, declaraciones y cámaras de seguridad. Pero lo esencial —el miedo, la pulsión, la decisión— eso no se mide.
En un país donde se ajusta a los de abajo y se le exige calma a quien pone el cuerpo, la legítima defensa se vuelve un laberinto legal y humano. Y cada caso como este nos recuerda que vivir, a veces, también se paga caro.

Agustín Ramos, el joven de 24 años que atacó a cuchillazos a su beba de un año y medio y, en un contexto de violencia de género también hirió a su pareja -Kiara Maqueira, de 22 años- y a su suegra, fue detenido en la ciudad de Machagai, en Chaco.

Dos hermanos (21 y 17 años) le robaron la camioneta y la mochila con plata a un comerciante en Temperley. Cuando la víctima aceleró para huir, uno de los delincuentes le disparó por la espalda: la bala quedó alojada entre piel y hueso.

Cristian Eleazar Gómez Núñez, de 32 años, fue asesinado a puñaladas en una casa de Bosques. Lo había citado el ex de su novia, N.S.C., de 31, que lo acusaba de pegarle a su hijo.

El subcomisario de la Policía de la Ciudad fue atacado mientras viajaba en moto. Hubo un cruce de disparos y el joven sospechoso falleció en el lugar. El oficial quedó internado con dos heridas de bala. La Justicia investiga el intento de robo y la reacción del efectivo.

El sistema de monitoreo del Centro Operativo de Esteban Echeverría permitió detener a un hombre armado que intentó escapar en moto. Llevaba estupefacientes listos para la venta. La secuencia quedó registrada en tiempo real.

La investigación por el triple crimen de Florencio Varela sumó una nueva hipótesis: una testigo declaró que el principal acusado mantenía una relación sentimental con Lara Gutiérrez, una de las víctimas. El dato reconfigura la causa y deja al descubierto un circuito de fiestas privadas, drogas y vínculos que van más allá de la venganza narco.

El asesinato de Brenda, Lara y Morena no fue un hecho aislado: nació en las villas de la Ciudad de Buenos Aires, donde una banda amateur buscó expandirse hacia el Conurbano.

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Demoras y cancelaciones masivas afectaron todos los ramales del sur. Pasajeros quedaron atrapados en andenes y los colectivos colapsaron. El servicio se normalizó recién entrada la noche. El Conurbano sur volvió a pagar el precio de siempre.

La cifra fue dada a conocer por la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT). A causa del cierre de empresas, más de 260.000 trabajadores fueron despedidos en ese período. Estos son los rubros más afectados.

La demanda inmobiliaria en el AMBA se vuelca con fuerza a las propiedades más accesibles y el foco está en la Zona Sur y el oeste del Gran Buenos Aires, donde casi 6 de cada 10 compradores buscan departamentos por menos de 100.000 dólares. El dato expone una brecha territorial marcada.

Agustín Ramos, el joven de 24 años que atacó a cuchillazos a su beba de un año y medio y, en un contexto de violencia de género también hirió a su pareja -Kiara Maqueira, de 22 años- y a su suegra, fue detenido en la ciudad de Machagai, en Chaco.

El IPC de noviembre volvió a ubicarse en 2,5% y el Gobierno lo exhibe como señal de control. Sin embargo, detrás del dato conviven seis meses de aceleración inflacionaria, una industria que opera al 61% de su capacidad, 126.000 empleos fabriles perdidos y una pobreza multidimensional que ya alcanza al 67% de la población.