Liniers: “No importa en donde estemos, todos fracasamos en este planeta de la misma manera”

Es historietista, ilustrador, pintor y editor y uno de los referentes de la historieta argentina más conocidos internacionalmente. “Es un momento que me parece fascinante. Nunca vi una variedad tan diferente de historietas e historietistas, una gama tan gigantesca, y cada uno trabaja hacia su propio lado, casi sin influencias”, reflexiona.

Ricardo Liniers Siri (Buenos Aires, 1973) es historietista, ilustrador, pintor y editor.

El humor gráfico está atravesado por una realidad inconfundible, voraz y dramática que se transmuta desde las viñetas y se hace soportable, y tal vez por eso, Ricardo “Liniers” Siri dibuja con su risa desde su tira “Macanudo” -de la que se acaba de publicar el volumen número 15, que cierra la colección- , las tapas de The New Yorker, su última novela gráfica “Flores salvajes” e incluso su podcast “La vida es increíble”, que comparte con el artista chileno Alberto Montt.

Ricardo Liniers Siri (Buenos Aires, 1973) es historietista, ilustrador, pintor y editor, y uno de los referentes de la historieta argentina más conocidos internacionalmente. En 2018 obtuvo dos premios importantes del rubro: el premio Eisner -considerado el “Oscar” de la industria de los cómics, por su libro infantil “Buenas noches, Planeta”- y el Inkpot Award.

Liniers se mudó, con familia incluida, hace casi cinco años a Vermont, Estados Unidos, invitado por The Center for Cartoon Studies para dictar clases sobre historieta latinoamericana, a la que sumó luego la posibilidad de desempeñarse también en la prestigiosa Universidad de Dartmouth.

En su trabajo, instala la suspensión del tiempo como recurso que interroga, responde y sintetiza saberes, con la particularidad del juego y la diversión, una de sus características, que se trasluce en sus palabras, su voz expresiva y los remates jocosos que despiertan sonrisas.

Llegar al oficio de historietista fue “un encadenamiento de pequeñas buenas noticias”, dice Liniers en entrevista con Télam y agrega: “como un escaloncito que podía subir más, y que no podía creer que lo había subido. Desde que saqué mi primer fanzine fue una felicidad enorme y después empecé a publicar en revistas, en Página12, en La Nación, y eso fue increíble”. Cada una de estas instancias lo “empujaron a buscar la próxima, y ahí apareció la posibilidad de publicar en The New Yorker”, y otras oportunidades.

Su propia trayectoria superó la “fantasía”, acota Liniers. “Feliz me hubiese quedado con publicar en La Nación y sacar libros en Ediciones De La Flor que era la editorial que me publicó los primeros libros, en donde publicaban Quino, Fontanarrosa, Maitena y Caloi… todos mis héroes estaban ahí”. El resto “es como la frutilla del postre” e indica que si lo dibujara en una viñeta “sería un montón de frutillas y un postre chiquitito chiquitito”.

El dibujante cuenta que se sienta en la mañana, come un par de galletitas de chocolate, dibuja el rectángulo sobre el papel y lo mira un rato, a ver qué surge.

“Lo que tiene Macanudo es que si un personaje no me está ayudando busco a otro. Si Enriqueta ese día no me dice nada pongo al hombre misterioso de negro, y si éste no me dice nada, bueno es lógico, porque es misterioso (sonríe)… pero al tener muchos personajes puedo saltar de uno a otro hasta que aparezca algo”