El lateral extendió este viernes su contrato, que ahora lo vincula con River hasta diciembre de 2022. Fue luego de que fuera pretendido por varios clubes extranjeros.
Se llama Gonzalo Ariel por Ortega. De hecho el plan original en su casa de González Catán, impulsado por su abuelo Chivo, era ponerle Ariel Ortega Montiel, así literalmente. Mamá Marisa lo impidió, pero aceptó negociar el segundo nombre del jujeño. Cachete es de River desde antes de nacer. A los diez años ya viajaba sólo de Catán al predio de Martelli, dos horas y media de ida y dos horas y media de vuelta, combinando dos bondis y una traffic para llegar. Así durante dos años hasta que se instaló en la pensión, donde contó que muchas veces se le llenaba más el estómago que en su propia casa. River es todo para GM29.
Y hoy, a los 24 años, siendo acaso el mejor jugador del equipo y el lateral derecho de la Selección Argentina, Gonzalo no olvida de dónde salió: el sentido de pertenencia pesó mucho más que sus ganas de emigrar y dar un salto económico y deportivo. Por eso renovó un contrato que expiraba a mitad de año: a las seis menos cuarto de la tarde del viernes todos los hinchas de River respiraron aliviados cuando las redes del club publicaron la foto del acuerdo entre el lateral y Rodolfo D’Onofrio con la extensión del contrato por un año y medio más, hasta diciembre de 2022, con una mejora salarial y una cláusula que aún no trascendió (el club tiene el 80% de su ficha; el 20% restante es de GM).
Sin ofertas concretas para salir de Núñez a Europa en este mercado de pases, más allá de los sondeos del Lyon francés y del Villarreal, Cachete no quiso tomar el atajo que tentaría a más de uno: a menos de cinco meses de que terminara su vínculo (como De La Cruz y Borré), ya podía negociar con el club que quisiera como agente libre. De esa manera habría asegurado su futuro por la vía rápida pero sin dejar plata en la Tesorería del club de sus amores. Pero Montiel es un pibe de palabra. De entrada en las negociaciones le dejó muy en claro a su nuevo representante, Pablo Sabbag, que de ninguna manera querría irse del CARP sin que esa salida fuera beneficiosa tanto para él como para el club. Por eso la confusión de muchos dirigentes europeos: ¿por qué pagar tanto dinero (se habló de más de 8 millones de euros) en un jugador que en pocos días queda libre, cuando podría tenerlo gratis? Acaso por eso y por un mercado internacional austero por el nuevo orden que dejó la pandemia en todas las ligas, sumado a que el receso de invierno en el Viejo Continente suele ser el menos fuerte para contratar jugadores, es que Montiel no emigró en esta ventana. Y no lo hará al menos hasta junio, más allá del interés de otros mercados por él (el Palmeiras pidió condiciones).