La Academia sacó a Flamengo de la Libertadores por penales. Una noche inolvidable con Arias como figura excluyente.
El Maracaná es enorme. Inmenso. Casi inabarcable. Con gente o vacío, igual impone esa imagen imponente, ese espíritu inconquistable.
Pero Racing no sabe de imposibles, en una noche traumática, dramática, un partido que parecía perdido primero, ganado después, y otra vez perdido por el empate agónico de Flamengo y el drama desde los 11 metros. Otra vez, Racing se hizo fuerte en las difíciles, supo bancar la parada y no se rindió nunca. La Copa a veces es generosa con los corajudos, y la Academia volvió a ser ese equipo inquebrantable. Como contra Independiente aquella noche, pero un poco mejor todavía.