El próximo viernes la neoyorquina Joyce Carol Oates dará inicio al encuentro literario que hasta el 24 de octubre desplegará distintas lenguas y lenguajes, junto a cien autores argentinos y una delegación de invitados internacionales.
El Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires estrenará el próximo viernes su primera edición digital con un discurso inaugural de la neoyorquina Joyce Carol Oates, cuyas palabras de apertura marcarán el inicio de un encuentro literario que hasta el 24 de octubre desplegará y amalgamará distintas lenguas y lenguajes, junto a unos cien autores argentinos y una importante delegación de invitados internacionales, como Siri Hustvedt, Sharon Olds, Nic Pizzolatto y Vivian Gornick.
Además de los grandes nombres que robustecen esta atípica edición del Filba con entrevistas en primera persona, hay una agenda subrepticia pensada desde el mundo digital para agudizar los sentidos, desafiar la monotonía de las pantallas y atravesar géneros y tramas, curada a partir de la idea de transformación no solo como cambio sino como “paso de un estado a otro”, tal como definen sus organizadoras a Télam.
¿Qué otras actividades se solapan detrás de las charlas, lecturas y entrevistas con las principales figuras invitadas, entre ellas las estadounidenses Hustvedt, Oates, Gornick y Olds, su par, el guionista Nic Pizzolatto; el rumano Mircea Cartarescu, el británico M. John Harrison, la antiguana Jamaica Kincaid, el mexicano Guillermo Arriaga, el chileno Alejandro Zambra, el costarricense Luis Chaves o el francés Mathias Énard?
La respuesta es tan diversa como original: desde cuentos por audios de WhatsApp, ventanas para espiar cómo trabajan los autores, recitales de literatura contada y cantada para cerrar los ojos, mesas literarias con fotos y videos para estimular las experiencias y mucha perfomance para cruzar lenguajes y también pandemia y confinamiento, como la que realizarán la cantante mexicana Julieta Venegas, la actriz y bailarina Margarita Molfino y el escritor Federico Falco sobre escenas domésticas, el 22 a las 22 con el título “Vivir es ir de un espacio a otro”
El Filba reconoce que llega en un momento en el que la aceleración de lo virtual se pregunta por “la transformación de los hábitos culturales”
“Al Filba 2020 hay que entrar sin prejuicios y con todos los sentidos porque, más que nunca, es un escenario para las literaturas expandidas”, dice Catalina Labarca Rivas, programadora de Fundación Filba, para quien esta edición es en “sí misma una novedad. Pensar en hacer un Filba online fue un ejercicio al que nos vimos obligadas a principios de la pandemia y que luego derivó en repensar el festival para llevarlo a la virtualidad, porque la idea no era trasladar lo presencial a lo virtual, sino adaptarlo al nuevo formato”.
Sin evocar una réplica de lo físico pero tampoco perdiendo algunos clásicos del evento -como charlas, talleres, catas de lectura, consultorio lector o la Noche de Poesía- y apostando por lo experimental, el Filba reconoce que llega en un momento en el que la aceleración de lo virtual se pregunta por “la transformación de los hábitos culturales”, como sugiere por su parte Amalia Sanz, directora de Fundación Filba.
“La literatura es una de las actividades más solitarias pero un festival apunta al encuentro, con lo cual ahí ya hubo una distancia entre el acto de leer y el de encontrarse para hablar de libros. Veremos cómo influye la virtualidad con ese cuerpo que, en principio, está ausente pero está frente a una pantalla, es otro cambio interesante para pensar”, dice Sanz.